Viaje Día 5
Teníamos planeado ir a la Quebrada de Pinte ese día, y de
paso visitar las formaciones geológicas que existen en las distintas rutas del
norte de Chile. Es por eso que me levanté a las nueve de la mañana. Era de
esperarse que la Francisca estuviese despierta, así que despertamos a los otros
y los animamos para que pudiésemos empezar nuestro viaje rápidamente. Una vez
que ya nos habíamos duchado y vestido, fuimos al comedor del Hotel y pedimos el
mismo desayuno de siempre: pan con jamón y queso acompañado con un bebestible.
Yo estaba ansioso de ir a conocer las grandes rocas del desierto, así que los
traté de apurar para que nos fuésemos lo más rápido posible.
Una vez que ya terminamos todos los quehaceres de la mañana,
nos fuimos en un colectivo que nos llevaría a las formaciones geológicas. El
camino que tomamos no tenía mucha vegetación, pero el hecho de que estuviésemos
en una zona árida y seca hacía que nuestras vistas se enfocasen en los detalles
que tenían estas plantas: eran bajas, algunas poseían algún tipo de espina en
el borde de sus hojas, tenían forma de una media esfera, eran de color verde claro
y acentuaban el reflejo de la potente luz solar. ¡No sólo la flora del lugar
que nos cautivaba, sino que las rocas en el camino también tenían su encanto y
singularidad! Estas piedras resaltaban de la carretera y poseían formas
irregulares, aspecto que permitía ver el color rojizo y un curioso efecto bajo
la iluminación del día. También se podían ver varios campos de cultivo con
ciertos animales de granja caminando y comiendo dentro de ella. La verdad es
que nunca me llamó la atención las actividades agrícolas, pero es interesante
ver estas instalaciones en un entorno desértico.
Me di cuenta de que nos acercábamos a las formaciones
geológicas porque se podían observar piedras de mayor tamaño a medida que
avanzábamos en la carretera. Eran como pequeños cerros con muchas
interrupciones bruscas en su superficie rígida de varios colores, al comienzo.
Una vez que ya estábamos más adentro de esta maravilla natural le pedimos al
chofer que se detuviese a un lado de la ruta. Luego, exploramos las formaciones
durante un tiempo. Subimos las elevaciones, bajamos pendientes rocosas, contemplamos la belleza propia y esencial de
la Tercera Región, y nos tomamos varias fotos para tenerlas de recuerdo.
"Las formaciones destacan por sus variados colores que han sido llamados ‘”arcoíris de piedra”.
Ya había pasado como una hora y media, así que seguimos nuestro camino hacia la Quebrada de Pinte. El viaje no duró mucho, pero ya estábamos hambrientos y sedientos, así que fuimos de inmediato en busca de un local para almorzar una vez llegado al destino.
La Quebrada de Pinte es un pequeño pueblo rodeado por
inmensas colinas áridas que no son muy ricas en vegetación. Hay varios terrenos
destinado a la ganadería, principalmente de cabras. Los edificios son rústicos,
pequeños y bañados con el polvo desértico de la tercera región.

Ya eran las 7 de la tarde, y decidimos volver a Vallenar en
bus. Llegamos al hotel en aproximadamente una hora, e inmediatamente pedimos
una pequeña once (un pan con ave o palta con galletas y un bebestible de
acompañamiento) para dar por término el día, que fue realmente exhaustivo y
cansador. Nos dormimos como a las 11 de la noche, pues volvimos a hacer la
misma rutina antes de matar el sueño, jugar naipes.
Si desea saber más sobre algunas características de Pinte, aquí hay un video sobre él:
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